El precio de los productos agrarios en Francia se fijará en función de los costes de producción

El parlamento francés ha aprobado esta semana la Ley de la Alimentación, que es una de las medidas estrella del gobierno de Macron. La ley era muy esperada por el sector agrario pero el texto finalmente aprobado está dejando un sabor agridulce.

Una de las principales novedades de la ley es que el precio al que los agricultores y ganaderos venderán sus productos se calculará en base a sus costes de producción. Hasta aquí todo bien por parte del sector agrario.

El problema es que serán las interprofesionales las encargadas de terminar los costes. Este es uno de los motivos de queja de la organización agraria francesa FNSEA, que pedía que fuera el Observatorio de Precios y Márgenes el que definiera los indicadores de referencia, ya que así se trataría de un organismo neutral e independiente. Temen que las industrias o la distribución que participan en las interprofesionales puedan dificultar o manipular la determinación de los mismos.

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Mejoras fiscales para los agricultores franceses

El peso que tiene el sector agrario en el gobierno francés es algo que no podemos dejar de envidiar aquí, aunque el sector agroalimentario español tenga un gran peso en la industria y en las exportaciones españolas, no recibe el mismo trato que en el país vecino.

Volviendo a Francia, decíamos que el sector agrario tiene mucho peso en el gobierno porque el miércoles pasado, el mismísimo Primes Ministro Francés, Edouard Philippe, participó en una conversación de Cámaras Agrarias, y aprovechó su intervención para avanzar a sus agricultores y ganaderos las novedades en la fiscalidad agraria propuestas por el gobierno. A destacar:
  1. Aumentar la deducción del impuesto sobre la renta a los jóvenes agricultores con ingresos más bajos.
  2. Triplicar el límite de exención de transmisiones de arrendamientos rurales a largo plazo.
  3. Introducir modificaciones en las deducciones por riesgo para la creación de una reserva de tesorería (se deduce una fracción de las ganancias para hacer frente un riesgo). Se seguiría manteniendo el límite de la reserva en 150.000 euros pero se alargaría el plazo, de los 7 años actuales a 10, para hacer uso de la reserva y se permitiría que viticultores y ganaderos pudieran acceder al sistema. El objetivo del gobierno es facilitar es ahorro entre los productores para que puedan hacer frente a crisis futuras.
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